Se acorta la distancia

Se acorta la distancia

1. Introducción

A cinco semanas del balotaje de segunda vuelta que definirá al ganador de los comicios generales del 2021, año del bicentenario, lo único seguro es que nada está seguro, para ninguno de los dos candidatos. Si bien es cierto que, en la mañana del lunes 12 de abril, al día siguiente de la primera vuelta, las cosas parecían meridianamente favorables para el candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, en la última semana la dinámica parece estar cambiando y, con ella, se abre una ventana de oportunidad para la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.

En efecto, en los últimos siete días se ha advertido un cambio en la estrategia fujimorista. Primero, en la forma de una serie de exhortaciones que la señora Fujimori le hizo al señor Castillo sobre aspectos claves de su propuesta política. Este último, como hemos visto a lo largo de sus más recientes intervenciones en los medios, no ha sido capaz de mantener una consistencia, ni en sus ideas (incluyendo la lógica al interior de las mismas cuando de políticas públicas se trata), ni en sus alianzas y compromisos. A partir de aquellas interpelaciones, una serie de emplazamientos directos a su rival (por ejemplo, en la forma de la ya famosa frase: “No te corras, Pedro, no te corras”), Fujimori generó una respuesta inesperada: un reto, propuesto por Castillo, para que la candidata debata con él en su tierra natal, Chota, en Cajamarca. Si la respuesta de Castillo ya de por sí resultaba inesperada, la réplica fujimorista lo fue aun más: Fujimori aceptó el reto, que se materializó el sábado a la 1 de la tarde, en la plaza de una ciudad que alberga a una población cercana a las 47.000 personas, y en cuya circunscripción Castillo obtuvo el 66,5% de los votos el último 11 de abril (mien-tras Fujimori logró apenas el 5,3%).

En la víspera del cara a cara, una encuesta de Datum publicada en “Perú 21” mostraba que la distancia entre ambos candidatos se había recortado. De los 15 puntos que distanciaban a Castillo de Fujimori el 22 de abril, ahora el ‘spread’ se reducía a 10: Castillo pasaba del 41% al 44% en la intención de voto, mientras que Fujimori hacía lo propio saltando del 26% al 34%. El voto en blanco/viciado, a su vez, caía en cuatro puntos; y el ‘no sabe’, en siete. Dicho de otro modo, tres de cada cuatro electores que habían tomado una decisión en los ocho días que separan a ambos sondeos se habían inclinado hacia la candidatura fujimorista.

Y anoche, en “Cuarto Poder”, Ipsos publicó su segunda encuesta de intención de voto de la segunda vuelta. En esta, siguiendo la tendencia detectada por Datum-“Perú 21”, la distancia entre Castillo y Fujimori se reduce, pasando de los 11 puntos porcentuales que los separaban el 18 de abril, a una diferencia de 9 puntos. Hay que aclarar, sin embargo, que el estudio se realizó antes del encuentro en Chota, por lo que las consecuencias de este en la intención de voto todavía no han sido medidas.

Aunque parezca ilógico, la circunstancia de encontrarse rezagada no necesariamente es perniciosa para Keiko Fujimori. Según el estratega ecuatoriano Jaime Durán Barba, que llevó a Mauricio Macri a la presidencia de Argentina, es mejor estar por debajo que por encima en las encuestas. Ello, porque el elector del candidato que va a la cabeza tiende a creer que su voto no es vital para garantizar un triunfo que parece seguro. Aunque, claro está, esta situación puede no surtir el mismo efecto en un contexto de fuerte polarización en el que campea una sensación entre el electorado de que hay muchísimo en juego. La distancia entre los aspirantes, siendo aún amplia y favorable para Castillo, es posible de ser remontada en cinco semanas (en las últimas dos elecciones, se revirtieron seis puntos en los últimos 10 días).

Regresando a los sondeos, un dato a tomar en cuenta de Ipsos-“Cuarto Poder” es algo que ya habíamos adelantado en nuestro reporte anterior: que el antivoto hacia Fujimori probablemente seguiría cayendo, mientras que el de Castillo haría el recorrido inverso: se acentuaría. Ahora, el antivoto de Fujimori cae hasta el 50% (se situaba en el 55% hace dos semanas y en el 71% hace cuatro meses), mientras que el de su rival asciende hasta el 36% (crece tres puntos con respecto a mediados de abril). Así, podemos esperar que ambos antivotos se encuentren cerca del 40% en los próximos sondeos, conforme Castillo se vaya haciendo más conocido y Fujimori se vaya convirtiendo en la única opción en el espectro del centro-derecha.

Luego del debate, el margen entre ambos candidatos podría reducirse aun más, en la medida en que dos factores abonarán a la imagen de la candidata Fujimori: el primero, su valentía al aceptar el reto y pararse frente a una plaza emocionalmente ligada a Castillo sin exhibir nerviosismo ni temores de algún tipo; y el segundo, que, durante el debate, la candidata se mostró con más aplomo y consistencia programática que su contendiente.

En cuanto al encuentro en sí, hay que decir que este sirvió para que Castillo repitiese su ya conocido discurso mientras que Fujimori, por el contrario, postuló algunas ideas nuevas. El primero, por ejemplo, recalcó que planea “asignarle un presupuesto no menor del 10% del PBI al sector Salud” y otro “10% del PBI al sector Educación”, repitió que “el 70%” de las utilidades de las transnacionales “se tiene que quedar para el Perú” y aseguró que “no habrá importaciones de lo que el pueblo produce”.

Mientras que la segunda, por su parte, anunció el lanzamiento del programa ‘bono oxígeno’, para entregarles dinero a “todas aquellas familias que han perdido un familiar [por el COVID-19]”, afirmó que “el 40% del canon se repartirá directamente a la población” y explicó que duplicará el monto de lo que reciben actualmente los beneficiarios del programa ‘Pensión 65’.

2. La 'Estrategia Castillo' y la 'Estrategia Fujimori'

Ahora bien, la estrategia alrededor de la que gira toda la campaña de Pedro Castillo sigue el tenor que lo ha acercado al sillón presidencial. En pocas palabras, se trata de una estrategia identitaria y de cambio radical, que moviliza a sectores sociales pobres y de clase media en riesgo que no hallan soluciones a la vista para el drama desatado por el COVID-19, cuyos familiares se mueren por falta de oxígeno, ven que el Gobierno no trae las vacunas suficientes para cuidarlos, contemplan cómo la economía languidece, y pierden empleos y fuentes de ingresos a una velocidad arrolladora. Frente a todo lo anterior, y ante una clase política desgastada y desesperanzadora, el voto rural y urbano C, D y E ha optado por un cambio radical, personificado en Castillo; un profesor cajamarquino, rondero y líder sindical (que tuvo una gran repercusión política en el 2017), que se presenta con firmeza como una esperanza de cambio. Con él –piensan algunos– el Perú será más justo, el pueblo tendrá mejores servicios y la riqueza será mejor distribuida. Esta es la creencia que aviva la esperanza. En ese sentido, los ataques a su pasado no han calado en su electorado, al menos no en la magnitud que se esperaba. Su narrativa simple y su tono autoritario facilitan al elector radical una identificación rápida con el candidato.

Por el contrario, quien sí evidencia un cambio estratégico es Fujimori. Su campaña ha virado desde una primera etapa de ‘terruqueo’ contra su rival hacia una asentada sobre un mensaje más práctico de cambio (“hacia adelante”), contundente en su magnitud de gasto, pero empático y dirigido a construir una imagen de gestora con experiencia. Los sectores populares peruanos (E: 35%; D: 25%; y C: 28%, del total nacional) demandan medidas rápidas para atajar las crisis sanitaria y económica, lo que amerita, a su vez, un mayor gasto público, una gestión con experiencia y liderazgo; todas estas, capacidades que, sostienen desde la tienda naranja, el fujimorismo puede demostrar. Así, Fujimori debe romper la dinámica de su rival y crear su ‘momentum’, consolidarse en el norte del país y en Lima como la opción responsable frente a la crítica coyuntura que atravesamos, y proyectar la imagen de que su gobierno trabajará para lograr un desarrollo con esperanza y justicia social. Al mismo tiempo, debe de ser clara al explicar cómo limitará su poder respecto del Poder Judicial y el Ministerio Público, ya que el 46% de quienes no votarán por ella (Datum) mantienen temores sobre lo que pueda pasar con ambas instituciones en el caso de que ella accediese a Palacio de Gobierno.

Finalmente, visto el debate en Chota, es de esperar que la dinámica al interior de ambas campañas políticas cambie. Por el lado de Castillo, seguramente aparecerán presiones para que se ‘modere’ con miras a atraer el voto de la izquierda más cercana al centro político, que aún parece indecisa ante las posturas extremo-conservadoras del candidato de Perú Libre, y ante parte del ideario de corte marxista-leninista-mariateguista profesado por Vladimir Cerrón, el líder-fundador del partido, exgobernador regional de Junín y sentenciado por corrupción. Por el lado del fujimorismo, deberíamos esperar una continuidad de las acciones desplegadas en los últimos días; esto es, más claridad en sus propuestas programáticas, refuerzos al interior de su equipo técnico (el ingreso del ex-ministro de Economía y expresidente del CAF, Luis Carranza, es un gran ejemplo de esto), y un mayor despliegue de sus cuadros a nivel nacional.

3. ¿Existe una relación entre tus ingresos y por quién votas?

A modo de cierre, debemos agregar que la relación entre bolsones de pobreza y votos “a la izquierda” ha sido notoria en esta campaña. En Options Lab realizamos un ejercicio (regresión simple) para verificar si existe una correlación entre las preferencias por ciertas agrupaciones e ideologías políticas en las regiones y el nivel de pobreza que subsiste en estas.

Para ello, tomamos como variable endógena (independiente) el resultado de la primera vuelta electoral, al 99% del conteo de los votos por región, y como variable exógena (explicativa) los resultados de pobreza por región del INEI al 2019. Los resultados electorales fueron agrupados por partidos e ideología política mediante colores: asignamos el verde para las agrupaciones “a la derecha”, el naranja para las situadas “al centro” y el rojo para las ubicadas “a la izquierda”.

De acuerdo a los resultados, existe una correlación (o relación positiva) entre el voto por las agrupaciones e ideologías de izquierda y la situación de pobreza monetaria que existe en las regiones (r2 0,28). O, en otras palabras, que a mayor pobreza, mayor es la participa- ción de los votos por los partidos de izquierda. Esta situación se corrobora con la relación inversa que existe entre el voto por las agrupaciones e ideologías “a la derecha” y los niveles de pobreza de la región de los electores (r2 0,37). O, dicho de otro modo, que en las regiones con mayores niveles de pobreza, las votaciones o preferencias por las agrupaciones políticas de derecha fueron menores.

Así, la pobreza sería un factor importante para explicar una mayor preferencia por los partidos de izquierda en la primera vuelta. Por supuesto, también existen factores como el antivoto, la simpatía (o identificación) con ciertos candidatos, el éxito proselitista de algunos partidos de izquierda en las regiones, el nivel de educación de los votantes, la edad (los más jóvenes pueden verse seducidos por propuestas como la despenalización del aborto o la unión civil), entre otros.

Ver más publicaciones

Servicios

S

Cubrimos todo y no dejamos nada al azar. No hay nada que no podamos manejar.

Contacto

C

Listos para pasar al siguiente nivel.

Desarrollado por Ronald Bardalez